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Los jeans siguen siendo una tendencia dominante en el mercado de la moda y de las confecciones hasta el día de hoy. Cada temporada se destacan nuevos acabados y técnicas de lavado, y los efectos "envejecidos" siguen siendo populares, con un atractivo cada vez más pronunciado.
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Las lavanderías han evolucionado significativamente en los últimos tiempos, adoptando nuevos procesos, metodologías, recetas y químicos utilizados. Sin embargo, es fundamental analizar los efectos oxidantes que estos químicos pueden provocar en los cierres metálicas, ya sea durante la preparación de las piezas, el lavado o el secado.
El uso excesivo o inadecuado de productos químicos puede comprometer los componentes de los jeans (tejidos, hilos, adornos). Esta reacción es común con el uso de peróxidos, dependiendo del peso de las telas, la concentración de los químicos y el tiempo y temperatura de los procesos.
Es importante observar correctamente los niveles de enjuague de las piezas para neutralizar la acción de los químicos entre procesos. Si la neutralización es insuficiente, se pueden depositar productos químicos entre los dientes y/o cavidades de los cursores del cierre, concentrando la acción de los reactivos y potencialmente dañando el tejido en contacto con ellos.
La orientación de un profesional químico es fundamental a la hora de formular recetas, garantizar la cantidad correcta de productos químicos y evitar el uso excesivo. También es fundamental controlar los tiempos del proceso, ya que los productos químicos continúan reaccionando constantemente.
Los desgastes estratégicamente posicionados (en piernas, bolsillos, “bigotes”, etc.), común en las piezas de jeans, debe observarse cuidadosamente al utilizar “boyas” para inflar las piezas, como se ilustra en las fotografías adjuntas. Estas boyas pueden ejercer suficiente presión como para comprometer los cierres, superando su resistencia y provocando la extracción o desplazamiento de los dientes, además de afectar la costura.
Este esfuerzo excesivo debe controlarse regulando la presión aplicada a cada pieza o por la sensibilidad de cada operador, para evitar utilizar una presión excesiva que pueda dañar la pieza.
Es importante recordar que las piezas aún están sin botones y, si se aplica una presión demasiado fuerte, todo el esfuerzo recaerá en los dientes del cierre, lo que puede provocar el desprendimiento y/o extracción de algunos dientes.
En los procesos húmedos, el encogimiento es común, especialmente en las telas, lo que resulta en arrugas en las áreas de costura. Esto suele deberse a puntadas desiguales hechas por máquinas de coser no reguladas.
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